Su pelo olía a Mandarina
Y el de él era limón
Se prometieron el agua eterna
Bajo un cerezo en flor

Ella le pidió un verano
limón le trajo el sol
Y volvió la primavera
A anidar en su corazón

Su casa exhaló flores blancas
En su boca apareció el marfil
Eran la envidia de la frutería
Que nunca vio un jardín así

En un retazo de sus gajos
Lloraron de felicidad
La brisa era eterna
Nada los podía separar

Al atisbo del otoño
Se quisieron refugiar
Soplaron vientos huracanados
Que los consiguieron alcanzar

Mandarina se fue alejando
Al verse sola en el cajón
Había perdido su aroma
Y el alma de su amor

El invierno llegó por sorpresa
Limón la promesa perdió
Sin el agua ahogó su vida
Y como fruta se pudrió

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