Hay miles de maneras de ver la vida en una metáfora.

Siempre me identifiqué con la de la espiral. Algo que empieza y en algún momento acaba, a pesar de que los trazos fueron más finos o más gruesos en cada ocasión, cuando llegas al final te das cuenta de que lo único que hiciste fue dar vueltas sobre el mismo punto.


Ahora lo veo más como un camino, una senda complicada llena de intersecciones en la que cuanto más avanzas, más difícil es darte la vuelta, porque al fin al cabo, ¿para que sirve?
Así que vas andando y andando, y te encuentras con un cruce, te sientas y te planteas qué hacer: ¿giro a la derecha? ¿a la izquierda? ¿de frente?. Lo malo de tomar la decisión es que en el momento que elijas un lado, si te equivocas, será tarde para comprobar a donde llegaba si hubiera girado al otro lado.

Como en todo camino sorteas baches, zanjas, piedras, pero también pasas campos de amapolas, bellos paisajes con ríos, días con rayos de sol acariciando tu cara... te quedarías todo el tiempo del mundo en esos momentos, pero el camino sigue y tienes que continuar recorriéndolo.


De vez en cuando encuentras una puerta en medio, uno se queda mirando atónito que pinta ahí y que se supone que debes hacer.
Distraído por el paisaje llega un momento que la cruzas, y siempre que lo haces te das cuenta que lo has hecho cuando estas al otro lado. Entonces eres consciente de que has cerrado una etapa en tu vida y que jamás volverá.

Pero el camino sigue y pasaremos muchas puertas más. Lo bueno de cerrar etapas es que siempre abres nuevas. Es una variante de ver la botella medio llena o media vacía.

Así que después de semanas asumiendo que estoy delante de una puerta nueva y de otro tramo de camino por recorrer he decidido volver a iniciar algo que en su día me reconfortaba.
No hago daño a ningún viandante con ello y aunque es odioso que un blog se convierta en un diario, también es inevitable que las imágenes de los cuadros que pintas no dejan de ser recuerdos o visiones de lo vivido.



3 comentarios:

dr. apocalipsis dijo...

La sensación de bienestar, discusión de su validez aparte más allá del momento sociológico adquirido, a lo más dura un momento de autoconvencimiento.

La puta piedra te jode un buen rato. Y que duele no es algo que te tienen que enseñar.

Kikirikihaga? dijo...

Jueeeeeeeeegoooooooo con mi melocotoneeeeeeeeerooooooo ^^

Ala, ya he firmao :P

Por qué el señor de arriba dice esas cosas tan raras?

mmm, nocilla con queso...

hasta luego!

David Prades dijo...

Como ya te he dicho mas veces, me encanta como escribes.

Espero que dentro de poco encontremos una puerta y termine esta etapa para iniciar una nueva...

Espero que en la nueva etapa incluya estudiar imagen y sonido jeje.

Y en tu caso estar en England...