Tarde mucho tiempo en darme cuenta que mi cabeza se había quedado vacía. Que mis neuronas estaban de huelga, que poco a poco me había ido consumiendo. Estaba agotada.



Me desperté un día sin poder mover los miembros de mi cuerpo, sentía muertos los brazos y los pies, por momentos ni siquiera sabía si tenía organismo. Apenas podía girar el cuello para ver la ausencia de vida en la cama. Sin decidirlo me había dejado caer a los pies de la existencia para convertirla en subsistencia, transformé mi hogar en una casa, llene sus recovecos de mar al poner un pie en ella cada día. Cambié mi nevera por un frío depósito vacío. De la mañana a la noche mi entorno fue nómada. Y me daba igual.


Ni siquiera aproveche el romanticismo de un destino bohemio, la libertad de volar allá donde quisiera, simplemente me quede con un futuro errante sentada en la misma baldosa. Que cosa más triste… estaba en el andén viendo pasar los trenes sin animarme a subir a ninguno.


No me preocupaba en absoluto la situación. Se está realmente cómodo viendo pasar los mercancías a tu alrededor pensando que no son demasiados buenos para mi, compartir mi cubículo con los nacionales se me hacia ruidoso y los regionales demasiado tranquilos. Los internacionales siempre salen caros y sinceramente, paso del interrail. Ver la variedad de pasajeros en su vorágine de prisas, lloros, risas, despedidas, bienvenidas, abrazos, saludos formales de mano laboral y maletas del pueblo se me hacia suficiente para aprender de la experiencia de los otros.


Así estaba, disfurtando de lo mucho que me la sudaba el mundo cuando vino la vida vestida de revisor a darme una hostia.


Hay que ser gilipollas para vivir como un espectador, es incluso hasta prepotente, como si tuviéramos millones de vidas para desperdiciar esta. Sale más a cuenta vivir una mala comedia que aplaudirla desde el palco.

Y de la nada ahí estaba otra vez. Me volví a levantar, a sacar otro billete. Me pillo el transiberiano. Con dos cojones.

 


2 comentarios:

Ami dijo...

Y cuando llegue, me pillo un avión....transoceanico OfCourse

Unknown dijo...

"Sale más a cuenta vivir una mala comedia que aplaudirla desde el palco". Me quedo con esa frase.

Besos transcontinentales.